jueves, 21 de mayo de 2020

Poesía latina

POESÍA ÉPICA

VIRGILIO. Presentamos un fragmento del Libro IV de La Eneida, el llanto de Dido, que pertenece a la epopeya escrita por el poeta Publio Virgilio Marón, que vivió entre los siglos I a.C. y I d.C., interpretado por el grupo Tyrtarion.
  • Resumen del Libro IV.

    El Libro cuarto de la Eneida es el famoso libro de los amores de Dido y Eneas. Comienza cuando la reina Dido abre su corazón a Ana, su hermana del alma, y le expone su terrible dilema: se ha enamorado del héroe troyano, pero aún respeta la memoria de Siqueo, su primer marido ya muerto por culpa de las intrigas del hermano de Dido, Pigmalión.
    Animada por las palabras de su hermana, que le reprocha el haber rechazado ya a otros pretendientes africanos, Dido rompe todos los lazos del pudor y se entrega a una ardiente pasión por Eneas. Juno y Venus, por razones bien distintas, acuerdan propiciar la unión de Dido con Eneas y unir a los dos pueblos. Salen los héroes de cacería; protegidos en una cueva de una repentina tormenta, se consuma su himeneo.
    Instigado por las súplicas de Yarbas, rey de los getulos a quien Dido había despreciado, Júpiter envía a Mercurio para que recuerde a Eneas el objetivo de su misión y le reproche su abandono. Prepara entonces en secreto la partida, pero Dido lo descubre e intenta convencerle de mil maneras para que se quede a su lado. Al no conseguirlo, la reina decide quitarse la vida y maldecir para siempre a Eneas y a su pueblo. Parten las naves troyanas mientras asoman por encima de las murallas las llamas de la pira de Dido. 
    El fragmento recoge el momento en el que Dido, abandonada por Eneas evoca los últimos recuerdos gratos de su amor y, tomada ya su decisión, pronuncia sus últimas palabras.

    En el siguiente enlace podemos leer el fragmento y escucharlo.

  • Fragmento del Libro I. Eneas anima a sus compañeros.
 
POESÍA LÍRICA

CATULO. Presentamos varios fragmentos del poeta Cayo Valerio Catulo, poeta latino del siglo I a.C., interpretados por el grupo Tyrtarion.
  • A Lesbia.
  • Himno a Diana.

  • Sobre Atis. El mito de Atis se puede rastrear en distintas fuentes con variantes entre ellas, pero ninguna se ajusta a la versión de Catulo. La diosa frigia Cibeles se enamora de Atis, quien resulta ser para algunos un ser humano y para otros un dios de la vegetación. La diosa le exige su virginidad y su fidelidad pero Atis no cumple con tales exigencias y se une según unas versiones a una ninfa y según otras a la hija del rey de Pessinos, ciudad frigia. Cibeles castiga esta infidelidad con la castración o la muerte. El bosque frigio es la morada de Cibeles y el culto a esta diosa había sido introducido en Roma hacia el 204 a.C. durante la segunda Guerra Púnica, siguiendo la profecía de los libros sibilinos según la cual un enemigo extranjero podría ser arrojado de Italia si la diosa oriental era traída a la ciudad. La piedra negra que representaba a la divinidad fue solemnemente conducida desde Pessinos e instalada en el templo de la Victoria del monte Palatino. Sin embargo, este culto parece haber tenido como elemento central la muerte y la resurrección de Atis, relacionado con el sentido de renovación de la naturaleza en la época primaveral. La furia y la enajenación caracterizan el estado de Atis en la primera parte del poema y la castración aparece ligada a los cultos de Cibeles. Según Luciano, esto parecía ocurrir en las celebraciones sirias de la diosa, cuyo ritual orgiástico, con el característico acompañamiento musical, culminaba en la castración del devoto como forma de iniciación. En el poema, en cambio, la situación se presenta invertida, pues es la castración la que marca el comienzo de los ritos orgiásticos y de la música que inicia Atis con el tímpano. A partir de este momento se le considera una falsa mujer y por eso en algunos pasajes del poema recibe designaciones de género femenino. Por otra parte Galas es el nombre de los sacerdotes de Cibeles, en este caso, compañeros de Atis, que comparten el estado de enajenación y se han castrado al igual que él. El monte Dídimo está consagrado a Cibeles. Por último la castración se presenta no solo como un acto de consagración a Cibeles, sino como producto del odio hacia Venus, divinidad urbana y civilizada.

HORACIO. Ahora presentamos varios fragmentos de Quinto Horacio Flaco, poeta lírico latino del siglo I. a.C. Los dos primeros están interpretados por el grupo Tyrtarion.
  • Oda dedicada a Taliarco, personaje seguramente imaginario. Le aconseja pasar el invierno en casa, con buen vino; no preocuparse del mañana, y disfrutar intensamente el presente mientras pueda.
ODA 1, 9 AD THALIARCHUM

  • Invitación a gozar de la juventud, "carpe diem", ideal que será retomado en épocas posteriores como en el Renacimiento, Barroco o Romanticismo.
  • A Fauno, protector del ganado. 
ODA III, 18

  • A Licinio. En esta oda aparece una de las ideas éticas básicas de Horacio: la aurea mediocritas, el feliz término medio aristotélico en el que se encuentra la felicidad y la virtud. El poeta exhorta también a Licinio Murena, a quien dirige la oda, a estar preparado para los cambios de la fortuna. 
ODA II, 10

  • A Baco. Esta oda podría ser un  mero ejercicio literario, probable imitación de algún dirirambo griego. Nos presenta a Baco como un dios bondadoso, amigo de chanzas y bailes, pero que también puede mostrarse fiero en el banquete. 
ODA II, 19

 
OVIDIO. Presentamos un fragmento del poeta Publio Ovidio Nasón, poeta latino que vivió entre los siglos I a.C. y I d.C., interpretado por el grupo Tyrtarion.
  • Fragmento de la obra Tristia, en concreto del Libro I, 3. Versos 1-24. Se trata de la última noche en Roma de Ovidio, que en el año 8 d.C. tuvo que acatar las órdenes del emperador Augusto y partir rumbo al destierro en la ciudad de Tomis, a orillas del mar Negro, en la actual Constanza, en Rumanía. El fragmento muestra el sufrimiento del poeta en esta aciaga noche.
  • Fragmento de la obra Ars Amandi del Libro II, V. Versos 113-122. El fragmento trata de la fragilidad de la belleza.
ARS AMANDI II, V, 113-122

  • Fragmento de la obra Metamorfosis, Libro XV, Versos 160-185. El fragmento es: El discurso de Pitágoras.

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